A romper el silencio

Por: Alejandro Ramírez

Cuando enfrentamos en nuestro país un violento paro que se prolonga por más de 3 semanas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos notificó a Colombia: “… es preciso tolerar que las manifestaciones generen cierto nivel de perturbación de la vida cotidiana para no privar la esencia del derecho de reunión pacífica”. Al día siguiente de esta descaminada misiva, una patrullera de nuestra Policía Nacional fue abusada sexualmente en un CAI, hecho que los colombianos no tenemos porqué soportar.

Basta escuchar el testimonio de la patrullera, para darnos cuenta de lo equivocado de la CIDH, responsable de la promoción y protección de los derechos humanos. En una frase celebre del entonces secretario de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, nos invitaba a romper el silencio ante las agresiones a las mujeres: “Rompe el silencio. Cuando seas testigo de la violencia contra las mujeres no te quedes de brazos cruzados. Actúa”. Tiene razón cuando nos invita a actuar ante la violencia contra las mujeres, y aún más, ante las mujeres a quienes ha sido depositado el cuidado, el orden en nuestra sociedad. Este terrible acto no sólo demuestra la indefensión en que una horda de vándalos dejó a nuestra patrullera, vulnerando todo derecho humano, sino que estas lamentables jornadas de paro han tocado fondo en su violencia.

Con 1029 uniformados atacados, 95 CAI vandalizados y 9 estaciones de Policía destruídas, quienes se declaran líderes del Comité del paro, invitan públicamente a la “toma de las capitales” en un lenguaje violento, promoviendo más ataques a una sociedad que tiene de la tomas guerrilleras el peor de los recuerdos. Porqué aceptarlo? Un lenguaje tan violento invitó a los jóvenes “en paro” a través de redes sociales a atacar el Éxito de Calipso en Cali, al que consideraron era usado como un “centro policial”. Ese día el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, proclamó no ser necesaria la intervención del ESMAD, y en su lugar precisó la intervención de los denominados “cascos azules”. Como era de esperarse, la situación se salió del contexto de una “reunión pacifica”, pero la fuerza pública estaba en desventaja, habiendo perdido la capacidad de anticiparse, y en una reacción para preservar el orden, uno de los vándalos disparó con un fusil, asesinando al patrullero Juan Sebastián Bríñez, de 22 años, oriundo de Yopal. Los videos que registraron su lamentable partida, así como las declaraciones de nuestra joven patrullera y las imágenes de la familia del capitan Solano, han quedado grabados en el alma a los colombianos. Nuestro apoyo es para las instituciones.

Que nuestra voz de rechazo sea escuchada en todo el mundo: la violencia sexual de que ha sido víctima nuestra patrullera, en total estado de indefensión en ese CAI, ha marcado un punto de inflexión para la accion de nuestras autoridades. Nunca debimos soportar que nuestros policías fueran atacados, que los CAI en nuestros barrios fueran vandalizados y mucho menos que intentaran incinerar a nuestros patrulleros dentro de ellos; que las estaciones de policía y alcaldías fueran quemadas. Esta imagen no puede volverse “paisaje” de una protesta que han querido denominar pacífica, mientras algunos gobernantes y miembros del sistema judicial dejan en completa indefensión a nuestra sociedad, a nuestras instituciones encargadas de restablecer el orden público.

Los preceptos del código de seguridad y convivencia no pueden ser interpretados en contra de las competencias de policía: los jueces que ordenan a la Policía Nacional abstenerse de conducir a quienes son capturados en este contexto, incurren en prevaricato, así como lo hacen las autoridades administrativas que abiertamente se apartan de sus funciones en favor del diálogo y el consenso. Reclamamos el ejercicio de autoridad, así como resaltamos la necesidad de un diálogo social, abierto y descentralizado, alejado de las imposiciones de quienes escalan el lenguaje violento, de quienes incitan a la violencia en estas jornadas, dejando tanta destrucción. A la patrullera que sufrió este inhumano ataque quiero expresarle que no está sola, así como no lo están los familiares de los mas de mil uniformados heridos, del patrullero Bríñez y el capitán Solano.

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