Por: Duvan Idarraga
En febrero del año en curso escribí para este portal la columna “Crecimiento de la economía colombiana, un 2020 complejo, un 2021 esperanzador” ; presentaba los argumentos por los cuales consideraban que en lo económico el 2021 presentaba perspectivas de crecimiento para nuestro país. Hacía referencia, entre otras cosas, a las buenas proyecciones del banco mundial que estimaba en 4.9% el crecimiento del Producto Interno Bruto para el país, igual que varios e importantes analistas (sus proyecciones daban un promedio del 4.92%). Mencionaba igualmente algunos dinamizadores para lograr esa cifra: La decisión del gobierno del presidente Duque de ejecutar proyectos de inversión por $176 billones, más las buenas perspectivas que tenían gremios como la ANDI que apostaron a que el 2021 fuera el año de la recuperación económica.
Las condiciones estaban dadas para que se cumpliera con las expectativas, había gran optimismo de gobierno, empresarios y expertos económicos. El resultado del crecimiento de la economía del primer trimestre, si bien era una cifra baja del 1.1%, debemos mencionar que después de la debacle del 2020 con un decrecimiento del 6,8% obtener una cifra positiva ratificaba las buenas posibilidades de mejor 2021 en temas económicos para el país. Adicionalmente, se tenía la expectativa del avance progresivo del programa de vacunación y el impacto que esto pudiera significar para la consolidación de la reactivación económica.
Las expectativas mejoraban hasta que llegó el 28 de abril e iniciaron con los bloqueos a nivel nacional, en especial en el suroccidente del país, con consecuencias catastróficas para el sector económico y empresarial que empezó a tener grandes dificultades para sostener su aparato productivo. A diferencia de la crisis inicial producto del Covid 19, cuando el gobierno nacional decretó el aislamiento completo pero permitió que el sector productivo continuará en operación para evitar el desabastecimiento, con los bloqueos el impacto fue totalmente devastador. Empresas de todos los tamaños, sectores y niveles sufrieron las consecuencias de carencia de insumos, de materias primas, colaboradores sin asistir a sus puestos de trabajo, pérdida de clientes, pérdida de mercados, etcétera. Muchas de ellas, que habían superado la crisis de la pandemia, sucumbieron a los bloqueos; se aumentó el despido de personal en cientos de miles. Las pérdidas se estiman por billones, hay expertos que consideran que las pérdidas económicas de este periodo de bloqueos (43 días, a la fecha) han sido superiores a lo vivido durante los casi 15 meses de covid-19; es claro que las consecuencias en desempleo, crecimiento y recaudo de impuestos son muy significativas.
Con todo lo anterior es complicado pensar en que el segundo trimestre del 2021 arrojé un buen resultado en el PIB; si llega a ser positivo (dado que alcanzó a estar en producción solamente abril y lo que resta de junio) sería muy esperanzador. Quedan el tercer y cuarto trimestre del año 2021 para recuperar la senda de crecimiento que se estimaba al inicio del año, para que el sector productivo recupere la capacidad al ciento por ciento, para que los mercados vuelvan a tener normalidad tanto en lo interno como en lo externo y para que se dinamice otras áreas de la economía en virtud a las nuevas directrices del gobierno nacional que flexibiliza la apertura de sectores económicos en la medida de que los resultados de contagios estén dentro de los valores que así lo permitan.
Es claro que va a ser prácticamente imposible cumplir la expectativa que se había fijado el gobierno y la que estimaban los analistas frente el crecimiento del producto del 2021, ese 4.9% es prácticamente imposible de alcanzar pues sólo quedan dos trimestres para ello y se necesitaría un desempeño más que sobresaliente (superiores al 8,5% cada uno) para alcanzarlo. No obstante, personalmente considero que existe la posibilidad de que el crecimiento del Producto Interno Bruto alcance un resultado entre el 3.0 y el 3.2% para el 2021, hay condiciones para ello. Empezando por el mayor dinamismo que espera el gobierno, las inversiones que está ejecutando; la confianza del sector empresarial; las medidas de flexibilización en temas de salud; el avance progresivo del programa de vacunación en todo el país que sin lugar a dudas aumentará la confianza para que muchas personas que durante la pandemia se abstuvieron de salir lo hagan y con ello se dinamice el consumo y a partir de ello contribuir al dinamismo y crecimiento de la economía.
Por supuesto es mi visión, puede considerarse optimista ante las circunstancias pero está basada en las premisas que acabo de mencionar. Por ello me ratificó en qué es posible alcanzar un crecimiento entre 3 y 3,2% para 2021; no es el estimado inicialmente pero de alcanzarse trasmitiría un mensaje de confianza que devuelva a los mercados nacionales e internacionales y en especial las calificadoras de riesgo, el optimismo sobre las perspectivas económica del país afectado al caerse la reforma tributaria con la consecuente pérdida del grado de inversión. Importante considerar el impacto que la nueva reforma tributaria, que anuncia el gobierno está próximo a presentar, puede tener en las finanzas publicas y a partir de allí sobre las demás variables macroeconómicas que impacta; no dudo que el gobierno corregirá los errores de la que fue retirada.
Duván Eduardo Idárraga L – @duvanedo