Por: Fernando Torres Mejía
“Aparecen en elecciones unos que llaman caudillos que andan prometiendo escuelas y puentes donde no hay ríos, y el alma del campesino llega el color partidiso, entonces aprende a odiar hasta quien fue su buen vecino. Todo por esos malditos politiqueros de oficio”.
El compositor Arnulfo Briceño nos regala esta hermosa y muy diciente composición, de la que les comparto esta parte que refleja una realidad que ni mandada hacer para lo que hoy estamos viviendo los colombianos por cuenta de Petro y su nueva salida en falso, al hacernos creer que no hay plata para el engaño de la paz de Santos y por ende para su tal “paz total”. Afortunadamente, sabemos que este personaje salió más mitómano que sus propios mentores Juan Manuel Santos y las FARC.
En junio de 2020 el gobierno del “cambio” gano las elecciones y de inmediato inició el empalme, es decir llevamos 10 meses desde ese momento, y solo hasta ahora viene a decir que “no hay recursos para reparar a las más de 10 millones de víctimas del conflicto y para la implementación de los acuerdos de la Habana, porque se necesitarían cerca de $300 billones y eso no los tenemos, aunque claro la única solución posible es que el Banco de la República en vez de emitir para los bancos, lo haga para cumplir con este propósito” y agrego “en noviembre se cumplen 7 desde que se firmó la paz, y me pregunto, ¿cuántas hectáreas compró Duque? 17.000, es decir 0,3% del acuerdo en 4 años, ¿entonces que fue lo que hizo Duque?, hacer trizas el acuerdo”.
Frente a estas acusaciones, Iván Duque le contesto “quien llega mintiendo gobierna, mintiendo a las mentiras y falencias, se les responde con hechos precisos, para el 7 de agosto de 2022 ingresaron 1.7 millones de Hectáreas en 14.000 predios al fondo de tierras. Algunos confunden predios con hectáreas por falta de rigor”.
Me pregunto, ¿no será que el verdadero responsable es Juan Manuel Santos, que lo que realmente buscaba era alimentar su ego y por eso su único interés era ganarse o mejor comprarse un Nobel?. Fue él quien lidero ese proceso y ya desde ahí sabía cuánto era el costo del “negocio de la Habana” al cual la mayoría de colombianos se oponía por muchas razones y una, que tal vez paso desapercibida o que no se comentó en su momento, era que él, muy astutamente prometía y prometía de todo, a aunque sabía que no estaría para resolver el “despelote” que dejaría, y adicionalmente las FARC jamás entregaron la fortuna lograda con sus negocios ilícitos cuando se habían comprometido según el acuerdo.
Al margen de lo anterior, es importante que conozcamos algunos datos que nos sirven para desmentir a quien a toda costa nos quiere acostumbrar a sus mentiras.
Lo que se planeó se estimó para un periodo de 15 años por un valor de $127.5 billones, los cuales se obtendrían del presupuesto general de la nación, del sistema general de participación, sistema general de regalías, de la cooperación internacional, del sector privado y recursos propios de las entidades territoriales, ahora bien de acuerdo con los entes de control y vigilancia, estos dan cuenta que la implementación va en un 25% con lo cual esté proceso tardará un poco más de 20 años, es decir no es cierto que no se le ha prestado atención, lo que sucede es que va andando al ritmo lento, como todo lo que depende del estado.
En la administración Duque se ejecutaron cerca de $17.5 billones y en el plan de desarrollo de este gobierno se incluyó una partida de $50.4 billones, que está para aprobación del congreso. Ahora bien, se debe tener en cuenta que el presupuesto de la Agencia de Renovación del Territorio y la Agencia de Normalización se disminuyeron en un 48% y un 16% respectivamente, es decir que en este gobierno hay contradicciones, de hecho el ministro de Hacienda se ha comprometido en recomponer la adicción presupuestal, con lo cual se ve que no hay priorización ni voluntad política para la implementación de los acuerdos, pero sí, en cambio, para responsabilizar a los demás.
Finalmente, la idea descabellada y populista para que Banco de la República le otorgue un crédito al Gobierno, mediante la emisión de billetes para cubrir estas necesidades, además de afectar la imagen en materia de estabilidad, claramente tendríamos un cierre inmediato de las fuentes de financiamiento de los organismos financieros internacionales e incluso podríamos descender en el escalafón ante las calificadoras de riesgo, lo cual sin duda sería nefasto para la economía, mejor dicho, ¿a quién engañas abuelo?
PD: Que torpeza la de este gobierno y su ministra Carolina Corcho, si aceptaran incluir en la reforma a la salud que se está discutiendo, las observaciones de los partidos de la coalición, tendrían el camino despejado, para la pensional, la laboral y todas las demás que quisieran presentar.