¿A cinco años del código de Policía, qué?

Por: Juan Daniel Giraldo

Hoy exactamente hace 5 años se expidió el Código Nacional de Convivencia, mal llamado Código de policía. 5 años en los que las Administraciones municipales, departamentales y nacional han jugado a experimentar y a jugar a implementarla; por ello es tiempo más que suficiente para hacer algunas apreciaciones desde la experiencia propia.

La primera apreciación corresponde a la responsabilidad: desde su promulgación el CNPC fue apropiado en su implementación a la Policía Nacional, que si bien es una de las grandes beneficiarias del mismo, no es la única responsable del mismo. La ESAP como responsable de capacitar en la Administración pública olvido generar cursos y procesos formativos a los alcaldes, gobernadores y comisarios de policía en los conceptos básicos de la misma, es decir, ha fallado la parte formativa administrativa. El Ministerio del Interior olvidó su papel como responsable principal de su implementación, no ha creado la primera estructura ni llamado a la primera mesa Inter-sectorial para hacer seguimiento a la implementación. Los entes de Control (defensoría, Procuraduría y Contraloría), han hecho oídos sordos a su papel de garantes de la efectiva protección de los derechos y deberes de los diferentes actores de éste. Y los demás Ministerios y entes descentralizados simplemente han pasado de agache, sin proporcionar los recursos y herramientas necesarias para su implementación óptima. En conclusión, como se dice coloquialmente: A LA POLICÍA LE TOCÓ LIDIAR CON LA MÁS FEA.

La segunda apreciación tiene que ver con recursos: desde su implementación fui testigo, como consecuencia directa de la primera apreciación, de infinidad de solicitudes de parte de la Dirección De la Policía, solicitando recursos para la correcta implementación del CNPC. Ministerio de Hacienda y DNP no han hecho más que oídos sordos a este llamado. La Policía ha tenido que usar su propio presupuesto, para crear algunas herramientas para la promoción, difusión y ejecución del mismo. Ello ha generado un desligamiento de las autoridades jefes de policía en ejecutar los recursos disponibles para implementarla. Se confunden jurídica y administrativamente con los FONSET, aduciendo que éste fondo es suficiente para su implementación. En conclusión: SIN DINERO NO SE TRABAJA!

La tercera apreciación tiene que ver con el sistema nacional de contravenciones. Desde su trámite en el congreso quedó claro que era necesario tramitar una ley orgánica que creara el Fondo Nacional de Medidas Correctivas, con el fin de ser ese el medio de recaudo de las infracciones al CNPC, ley que a la fecha no ha sido expedida. Este es quizás mi mayor preocupación, porque a la fecha no hay una claridad de a donde, ni cómo, ni cuánto ha sido el recaudo de estos recursos, mucho menos como se han ejecutado. En conclusión: Y ESA PLATICA, QUÉ?

Mi cuarta apreciación y la que más debe preocuparnos es la de la percepción y apropiación cívica del CNPC. La ciudadanía en general ha comenzado a usar el concepto del código como un código represor, más que un código educativo. Desde que se olvidó la ética, la moral, el civismo y las buenas maneras en la convivencia con el vecino, con la familia y la sociedad, comenzamos a pensar en una sociedad de discusiones y conflictos, más que en la sociedad del apoyo mutuo y el respeto. Desde que olvidamos saber quién es nuestro vecino del conjunto, quienes nos rodean, desde que nos volvimos excesivamente individualistas, nos volvimos arcaicos en la relación social. La pandemia no ayudó a ello tampoco. El estar aislados y confinados en nuestras viviendas solo generó más ostracismo social y rechazo por el congénere, so pena de un contagio o algo peor. En conclusión: SERÁ QUE SÓLOS VIVIMOS MEJOR?

Con la implementación del actual CNPC, debemos entender que pasamos de una época setentera y que tenía otras preocupaciones, a una sociedad del nuevo milenio, conectada digitalmente y que se debe interrelacionar entre sí misma. Si no cometemos los mínimos principios de
Civilidad y concordia, estaremos condenados a seguir viviendo episodio como los que acabamos de pasar, donde el terrorismo urbano se apoderó del sentir ciudadano. Urge que conozcamos y apliquemos en su conjunto las normas básicas de convivencia, para no tener que seguir acudiendo al policía para que aplique la norma.

Y ah, para terminar, Alcaldes y Gobernadores: no olviden que ustedes son los principales responsables del conocimiento, difusión e implementación del CNPC, de nuevo como dice el dicho: NO SE DUERMAN EN LOS LAURELES!

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