El poderoso cartel de Sinaloa, el más sangriento de México, converge en dos hechos recientes en Colombia que involucran a las FARC: la captura con fines de extradición de Jesús Santrich y la arremetida del supuesto disidente Walter Ariza alias Guacho en la frontera con Ecuador que deja a tres infantes de marina y tres periodistas del diario El Comercio asesinados y a dos ciudadanos de ese país actualmente secuestrados.
Con el poder de los fusiles de las FARC en un territorio de su entero dominio, Guacho se convirtió en el hombre del cartel de Sinaloa en esa zona fronteriza. El plan de envió de cocaína por esa ruta estaba en marcha desde tiempo atrás; la dinámica del negocio nunca paró, ni siquiera durante el proceso de paz.
El domingo 5 de marzo de 2018 la avioneta con matricula NI0666, que volaba sin plan de vuelo sobre territorio ecuatoriano, se fue al suelo en la isla de Matorrillo al sur de Guayaquil. Dos de sus tripulantes Mexicanos fueron capturados. En ese momento el gobierno de Ecuador pudo verificar que se trataba de narcotraficantes pero solo informó a la opinión publica, que la aeronave transportaba ‘sustancias sujetas a fiscalización’.
En efecto se trataba de un cargamento de cocaína avaluado en de USD$10 millones de dólares decomisado por la policía de Ecuador. Guacho era el responsable de garantizar la efectividad de esa ruta pero falló y ahora su cabeza ya tiene precio en el cartel de Sinaloa con conexiones en prácticamente todo el mundo, una amenaza que lo asusta más que las diezmadas fuerzas militares en Colombia e inexistentes en Ecuador.
Guacho no se quedó quieto y emprendió una venganza propia de su escuela en las FARC. El 20 de marzo instaló un artefacto explosivo en una carretera en la zona de Mataje asesinando a los infantes de marina Luis Alfredo Mosquera, Jairo Estiven Sandobal y a Sergio Jordán, y dejando a otras once personas heridas. El ‘disidente’ de las FARC pide por encima de la mesa la liberación de los mexicanos y por debajo la devolución de la cocaína o los USD$10 millones, detalles que los gobiernos de Ecuador y Colombia conocen pero que no se atreven a hacer públicos.
Guacho no paró. Aprovechó la presencia de los tres periodistas del diario El Comercio en sus dominios cuando cubrían el accidente de la avioneta de marca Cessna, los secuestró y acribilló justo el día siguiente en que Santrich fue capturado también por negocios con el cartel de Sinaloa.
Durante el desarrollo de las conversaciones de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC siempre se aseguró que las filas de la guerrilla estaban cohesionadas y sus tropas alineadas en la misma dirección. Con el paso de las jornadas de negociación las FARC y el mismo presidente Santos buscaron forzar el apoyo popular al proceso con amenazas: ‘las FARC están listas para volver a la selva´ dijo el presidente. Finalmente se concluyó que existían ciertas disidencias aunque en realidad se trata de un plan B de las FARC para mantener un brazo armado con participación en la cadena del negocio del narcotráfico como lo demuestran los hechos.